jueves, 28 de marzo de 2013

LAGUNAS SAGRADAS DE BOYACA LA COCTELERA DE LA CLEPXYDRA –Y LA CULTURA POPULAR EL AGUA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD ESPECIAL / ESPECIAL/ ESPECIAL/ SOBRE EL AGUA



LAGUNAS SAGRADAS DE BOYACA
En nuestro continente, y en diferentes parajes del mundo, las lagunas, ciénagas, y ríos constituyen una fuente de sustento además de un agente natural de contemplación e inspiración (en tiempos antiguos fue causa vital del origen cosmogónico de los pueblos). En el altiplano cundiboyacense, y en otras regiones del país, los movimientos geológicos del pleistoceno dejaron cavidades para lagunas y represamientos naturales, consideradas por los nativos lugares sagrados de los cuales surgió la vida y la especie humana.

Parte de la humanidad en tiempos remotos, supuso que eran habitadas por moradores ancestrales y al verse enfrentados al reto de explicar los cientos de fenómenos naturales, recurrieron a elaboraciones y prácticas mágicas en torno a las aguas: matriz mítica de la vida.

En varias mitologías sobre el origen, la imagen del agua está de manera íntima asociada con el motivo del nacimiento o del renacimiento y en franca lucha contra los terrores de la muerte, anota el mitólogo Joseph Campbell: “las diosas, sirenas, nereidas y brujas que con frecuencia aparecen en los mitos, son guardianes o manifestaciones del agua, señoras del lago y del agua, pueden representar bien su aspecto amenazador de la vida o el aspecto fomentador de la misma”.

Las lagunas sagradas en la topografía colombiana se ubican, por lo general en empinados cerros y en cavidades incrustadas en las altas cumbres próximas a los páramos.
 Las lagunas, en ciertos casos, simulan ocultarse en la niebla, figurando guardar la calma del origen de la especie u ofrendas milenarias.

Desde otro punto de vista, las superficies de los lagos o lagunas hacen las veces de espejos. De conciencia y revelación. Los reflejos de la luna y las estrellas, en la quietud de las aguas, permiten acercar los destellos del espacio hasta hacerlos alcanzables, tocables a la vez que escurridizos, se considera que: “El agua viva, las fuentes de la juventud, el agua de1la vida... son las fórmulas míticas de una misma realidad metafísica y religiosa: en el agua reside la vida, el vigor, la eternidad”.


Las lagunas por lo general en el altiplano Cundiboyacense se encuentran dispersas por la meseta y forman un circuito lacustre de importancia para hombres, mujeres y aves: Tinjacá, Iguaque, la montaña sagrada por excelencia, Baracio, Cucunubá, Tarigua, Tesca, Tota, Fúquene, Tena, son parte de las registradas en los escritos españoles, faltándonos las extintas, los humedales y chucuas desecadas por los constructores de barriadas y en gran medida recuperadas al surgir la conciencia en los dignatarios.las lagunas y lagos son como  un gran ojo tranquilo que recoge toda la luz y hace un mundo con ella.

Gracias al represamiento del agua, el mundo puede ser contemplado, representado.

En las mitologías del mundo, los lagos también representaron fuentes de vida, lugares propios para lo escondido y misterioso. Los egipcios por ejemplo, celebraban procesiones en lagos artificiales, en barcos que los cruzaban simulando el paso del sol al otro lago, oscuro y subterráneo. Entre los muiscas uno de los principios de creación se produjo en torno a la laguna de Iguaque, de donde la diosa creadora surgió para procrear y fundar pueblos.

El mito cuenta una historia sagrada, relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los “comienzos”. Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solo un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es pues siempre el relato de una “creación”: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido de la realidad, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce, sobre todo, por lo que han hecho en el tiempo primordial de los comienzos.


El agua, en la generalidad de las civilizaciones, representa el recurso natural que mejor da la impresión de lo animado.

 Igualmente considera que según diversos psicoanalistas: “el agua es un símbolo evidente de la maternidad, ya que de ella surge la vida”. A su vez, analiza de acuerdo a las opiniones de otros autores que: “puede ser un símbolo del inconsciente, pues, como éste, mana de lo oscuro. “Soñar con el agua” es un símbolo materno, femenino, intrauterino”.

Entre algunos pueblos de Norteamérica, en particular los iroqueses, su Creador está ligado al agua. Piensan que según su obra y sus palabras, habrá siempre manantiales y arroyos en la tierra para constituirse en motivo permanente de gratitud humana.

Para los incas, de acuerdo con los análisis etnohistóricos, las aguas representaban una lógica simbólica, plasmada en la leyenda de los Viracocha: estos héroes aparecían en el lago y desaparecían en el océano. Su alejamiento en las aguas marinas y su aparición en el sur, al momento de la estación seca, corresponderían por un lado a la existencia de las aguas celestes (estación lluviosa) y por otro a su ausencia (estación seca). Esto último se relaciona con las aguas subterráneas que están ligadas al simbolismo del lago Titicaca.


En la actual tradición popular sobre lagunas, en parte del  departamento de Boyacá, –en particular la de Iguaque-, las aguas sirven entre otras cosas para frenar la fuerza o acción de una bruja escuchona

Esta agua hervida y depositada en un plato es de gran utilidad para un curandero que sepa “leer” el vapor, pues en él se “ven” las caras y cuerpos de brujas. En la tradición viva, prolongada hasta el presente, las lagunas, siguen teniendo una fuerza creadora. Es por ello que curanderos del páramo poseen su propio sitio en ellas, un emplazamiento desde el cual toman posesión de estrellas y astros. Ese lugar poderoso lo han conseguido después de limpiarlo de influencias negativas.
PÉREZ -RIOJA, La relevancia del agua en el Nuevo Mundo.


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