LAGUNAS SAGRADAS DE BOYACA
En nuestro
continente, y en diferentes parajes del mundo, las lagunas, ciénagas, y ríos
constituyen una fuente de sustento además de un agente natural de contemplación
e inspiración (en tiempos antiguos fue causa vital del origen cosmogónico de
los pueblos). En el altiplano cundiboyacense, y en otras regiones del país, los
movimientos geológicos del pleistoceno dejaron cavidades para lagunas y
represamientos naturales, consideradas por los nativos lugares sagrados de los
cuales surgió la vida y la especie humana.
Parte de la
humanidad en tiempos remotos, supuso que eran habitadas por moradores
ancestrales y al verse enfrentados al reto de explicar los cientos de fenómenos
naturales, recurrieron a elaboraciones y prácticas mágicas en torno a las
aguas: matriz mítica de la vida.
En varias
mitologías sobre el origen, la imagen del agua está de manera íntima asociada
con el motivo del nacimiento o del renacimiento y en franca lucha contra los
terrores de la muerte, anota el mitólogo Joseph Campbell: “las diosas, sirenas,
nereidas y brujas que con frecuencia aparecen en los mitos, son guardianes o
manifestaciones del agua, señoras del lago y del agua, pueden representar bien
su aspecto amenazador de la vida o el aspecto fomentador de la misma”.
Las lagunas sagradas
en la topografía colombiana se ubican, por lo general en empinados cerros y en
cavidades incrustadas en las altas cumbres próximas a los páramos.
Las lagunas, en ciertos casos, simulan
ocultarse en la niebla, figurando guardar la calma del origen de la especie u
ofrendas milenarias.
Desde otro punto
de vista, las superficies de los lagos o lagunas hacen las veces de espejos. De
conciencia y revelación. Los reflejos de la luna y las estrellas, en la quietud
de las aguas, permiten acercar los destellos del espacio hasta hacerlos
alcanzables, tocables a la vez que escurridizos, se considera que: “El agua
viva, las fuentes de la juventud, el agua de1la vida... son las fórmulas
míticas de una misma realidad metafísica y religiosa: en el agua reside la vida,
el vigor, la eternidad”.
Las lagunas por lo
general en el altiplano Cundiboyacense se encuentran dispersas por la meseta y
forman un circuito lacustre de importancia para hombres, mujeres y aves:
Tinjacá, Iguaque, la montaña sagrada por excelencia, Baracio, Cucunubá,
Tarigua, Tesca, Tota, Fúquene, Tena, son parte de las registradas en los
escritos españoles, faltándonos las extintas, los humedales y chucuas desecadas
por los constructores de barriadas y en gran medida recuperadas al surgir la
conciencia en los dignatarios.las lagunas y lagos son como un gran ojo tranquilo que recoge toda la luz y
hace un mundo con ella.
Gracias al
represamiento del agua, el mundo puede ser contemplado, representado.
En las mitologías
del mundo, los lagos también representaron fuentes de vida, lugares propios
para lo escondido y misterioso. Los egipcios por ejemplo, celebraban
procesiones en lagos artificiales, en barcos que los cruzaban simulando el paso
del sol al otro lago, oscuro y subterráneo. Entre los muiscas uno de los
principios de creación se produjo en torno a la laguna de Iguaque, de donde la diosa creadora surgió para procrear y fundar
pueblos.
El mito cuenta una
historia sagrada, relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo
primordial, el tiempo fabuloso de los “comienzos”. Dicho de otro modo:
el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de Seres Sobrenaturales, una
realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o
solo un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una
institución. Es pues siempre el relato de una “creación”: se narra cómo
algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha
sucedido de la realidad, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes
de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce, sobre todo, por lo que
han hecho en el tiempo primordial de los comienzos.
El agua, en la
generalidad de las civilizaciones, representa el recurso natural que mejor da
la impresión de lo animado.
Igualmente considera que según diversos
psicoanalistas: “el agua es un símbolo evidente de la maternidad, ya que de
ella surge la vida”. A su vez, analiza de acuerdo a las opiniones de otros
autores que: “puede ser un símbolo del inconsciente, pues, como éste, mana de
lo oscuro. “Soñar con el agua” es un símbolo materno, femenino, intrauterino”.
Entre algunos
pueblos de Norteamérica, en particular los iroqueses, su Creador está ligado al
agua. Piensan que según su obra y sus palabras, habrá siempre manantiales y
arroyos en la tierra para constituirse en motivo permanente de gratitud humana.
Para los incas, de
acuerdo con los análisis etnohistóricos, las aguas representaban una lógica
simbólica, plasmada en la leyenda de los Viracocha: estos héroes aparecían en
el lago y desaparecían en el océano. Su alejamiento en las aguas marinas y su
aparición en el sur, al momento de la estación seca, corresponderían por un
lado a la existencia de las aguas celestes (estación lluviosa) y por otro a su
ausencia (estación seca). Esto último se relaciona con las aguas subterráneas
que están ligadas al simbolismo del lago Titicaca.
En la actual
tradición popular sobre lagunas, en parte del departamento de Boyacá, –en particular la de Iguaque-,
las aguas sirven entre otras cosas para frenar la fuerza o acción de una bruja
escuchona
Esta
agua hervida y depositada en un plato es de gran utilidad para un curandero que
sepa “leer” el vapor, pues en él se “ven” las caras y cuerpos de brujas. En la
tradición viva, prolongada hasta el presente, las lagunas, siguen teniendo una
fuerza creadora. Es por ello que curanderos del páramo poseen su propio sitio
en ellas, un emplazamiento desde el cual toman posesión de estrellas y astros.
Ese lugar poderoso lo han conseguido después de limpiarlo de influencias
negativas.
PÉREZ -RIOJA, La
relevancia del agua en el Nuevo Mundo.
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