LOS ENCANTOS
“ Cuando yo estaba
chiquita, recuerdo que llegaron de Villa de Leyva unos señores, llevaron un
cosito, como un reloj con una pita, y pusieron la màquina arriba de la casa del
padrino Angelino; entonces, cuando pegaba ese jalonazo la màquina, era preciso
que había algo de oro, un encanto, y
cuando diò durísimo dijeron: aquí es, escarbemos que aquí es; por
eso digo que yo vì conjurar, era uno escarbando y el otro echando agua bendita
y rece que rece y dele y dele; y pegò lo que fuè debajo de la tierra con algo
totalmente vivo, se sintió como se corrió una pila de cajones llenos de
monedas, y dijo el señor: se nos fuè, se nos fuè, se vá, es
que con una persona que haiga que dè contacto mal a eso, no se deja ver….se va.
"Y el señor se puso a escribir los nombres de
cada uno en unos papelitos, y los iba echando en un platòn con agua, y dijo: el
que se consuma, es el que no lo podemos llevar, porque por ese no se deja coger; y el que se consumió fuè el
de un muchachito que era ojiverde, y dijo: preciso, por los ojos verdes, y como
estaba ahí, el encanto, no se dejó coger.
Ahì estaba mi hermano, el si que
pensaba en sacar ese tesoro, ya pensaba en la plata, y decía: es un
tesoro, con esto podemos comprar muchas cosas.
Mi papa si sabía que ahì estaba el encanto, pero jamas se le ocurrió hacer una cosa de esas, decía que no lo tocaran , que lo dejaran
quieto, pero ellos ya no lo escuchaban; a mi papà nunca le importò eso, decía:
"A mi me importa, es lo
propio, eso no se puede tocar, es sagrado, es vivo, es un encanto que no se
pude desterrar nunca, porque eso se vá, eso se juye, nos
decía."
Relato de : Elba Eulice Amado de
Pineda.
Tomado del libro.:
MEMORIA HISTÒRICA E
IMAGINARIOS DE VILLA DE LEYVA
ARANGO-TREJOS-LAGOS
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