LA
COCTELERA DE LA
CLEPXYDRA
SS Y S
SECTAS Y SOCIEDADES SECRETAS
La francmasonería o masonería es
una institución de carácter iniciático, filantrópico, filosófico y
progresista, fundada en el sentimiento de fraternidad, igualdad y libertad.
Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y fomenta el desarrollo intelectual
y moral del ser humano, además del progreso social. Los masones, tanto hombres
como mujeres, se organizan en estructuras de base denominadas logias, que a su
vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente
denominada "Gran Logia", "Gran Oriente" o "Gran
Priorato".
Es filosófica porque orienta
al hombre hacia la investigación racional de las leyes de la naturaleza, invita
al esfuerzo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica
hacia la abstracción metafísica.
Es filantrópica porque practica el
altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en
la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Sus esfuerzos y recursos
están dedicados al progreso y felicidad de la especie humana, sin distinción de
nacionalidad, raza, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los
espíritus y a la tranquilidad de las conciencias.
Es progresista Es progresista
porque enseña y practica la solidaridad humana y la absoluta libertad de
pensamiento. La Masonería tiene por objeto la búsqueda de la verdad desechando
el fanatismo abordando sin prejuicios todos los nuevos aportes de la invención
humana, estudia la moral universal y cultiva las ciencias y las artes y no pone
obstáculo alguno en la investigación de la verdad. (Fuente
Consultada: Logia José Artigas)
Los Masones: constructores de Piedras: Este movimiento es
considerado como la orden fraternal más grande que alcanzó niveles mundiales.
En un primer momento, las cofradías masónicas se
limitaban a los trabajadores, quienes compartían sus secretos, mediciones,
técnicas, etc. No obstante, en el contexto de la Reforma Protestante, sobre
todo en Inglaterra, estas fraternidades comenzaron a aceptar hombres
provenientes de sectores altos de la sociedad. De esta manera, las cofradías se
convirtieron en sociedades dedicadas a ideas universales, como la fraternidad,
la igualdad y la paz.
Sus reuniones eran citas sociales, núcleos de
sociabilidad. El año de 1717 dio lugar a la “Gran Logia” para Londres y
Westminster, producto de la unión de cuatro cofradías situadas en la capital
inglesa. Seis años más tarde se conocería con el nombre de “Gran Logia de
Inglaterra”. Esta logia se convirtió en la precursora de todas las uniones
masónicas, y de ella surgieron todas las otras logias reconocidas. En 1725 se
fundó la “Gran Logia de Toda Inglaterra” en York; y en junio del mismo año se
creó en Irlanda, y al año siguiente en Escocia.
Los sectores dedicados al comercio en Inglaterra
consideraron a la masonería libre como un medio de promoción social. De esta
manera, los ideales masónicos de tolerancia religiosa e igualdad iban en
consonancia con el espíritu del liberalismo emergente durante el siglo XVIII.
Es más, una de las reglas básicas de las órdenes masónicas del mundo
angloparlante ha sido considerar a la religión como un asunto personal de cada
individuo.
En Estados Unidos, las primeras logias fundadas
bajo la autoridad de la “Gran Logia de Inglaterra” fueron la Primera Logia de
Boston y la de Filadelfia, establecidas ambas en 1733. Antes de la guerra de la
Independencia (1775), ya había unas 150 logias. En la actualidad, los
estadounidenses representan el 75 por ciento del total de masones del mundo,
unos 4,5 millones de personas.
Los ritos masónicos: Las prácticas masónicas
actualmente más usadas son el Rito de York y el Rito Escocés.
El primero: el Rito de York, data del siglo XVIII, adquiere en su primera fase
el nombre de Capitular. Los miembros correspondientes a este nivel son los
masones del Arco Real (correspondiente a 4 grados). En su segunda fase, recibe
el nombre de Críptica y sus miembros son los masones Reales y Selectos (3
grados); en su fase final Caballeresca, concede a los miembros el título de
Caballeros Templarios (3 grados).
El segundo: el Rito Escocés se originó en 1801, en Charleston (Carolina del
Sur) y contempla 33 grados.
Origen de los tres primeros grados: La gran mayoría de los
masones libres del mundo no progresan más allá de los primeros tres grados,
basados en la leyenda de la muerte de Hiram Abif, conocido como el arquitecto
del templo de Salomón.
Hiram Abif:
Según una versión de esta
leyenda, Hiram Abif fue un hábil artesano enviado desde la región de Tiro para
trabajar en el Templo del Rey Salomón . Con el tiempo se convirtió en el único
conocedor de los secretos de los maestros masones, entre los cuales se hallaba
la palabra secreta masónica, es decir, el nombre oculto de Dios.
La tradición ocultista afirma que saber el nombre
de una deidad equivale a poseer su poder. De ahí que se supusiera que Abif
manejaba el poder de Yahvé y, por ello poseyera muchos otros secretos que, una
vez finalizada la construcción del templo, pasarían a los otros artesanos, que se
convertirían a su vez en maestros masones.
Cuentan que, llegado el mediodía, el insigne
arquitecto tenía la costumbre de ir al Sancta Sanctorum para
orar a Yahvé y planificar las obras del día siguiente.
Uno de esos días, al
terminar sus oraciones, Hiram Abif, se topó con el desagradable final de su
historia de modo inesperado.
Saliendo por la puerta sur del templo, Jubela, uno
de sus aprendices, le flanqueó el paso estando armado con una especie de regla
vertical. Le conminó a que le revelara sus secretos. Abif no perdió el aplomo
ante la clara amenaza de muerte a la que se enfrentaba y contestó que sólo tres
personas en el mundo los conocían y sin su consentimiento no podía divulgar
ningún secreto.
Furioso, Jubela enarboló la regla y asestó un golpe en la sien
derecha a su maestro, que dobló la rodilla por el impacto, aunque pudo alcanzar
la puerta occidental donde, desafortunadamente, no fue ayuda lo que encontró.
Allí, en esa escena, estaba Jubelo, otro de sus
aprendices, quien también le propinó un golpe, en este caso en la sien
izquierda, haciéndolo doblar la rodilla del mismo lado. Arrastrándose y
perdiendo grandes cantidades de sangre, Abif llegó a duras penas a la puerta
oriental donde fue rematado por Jubelum, que usó una gran maza de piedra para aplastarle
la frente.
No les quedó otra salida a los tres asesinos que
ocultar el cuerpo del arquitecto para evitar la ira del rey Salomón y escapar
del país para no ser descubiertos.
Escondieron provisionalmente el cuerpo de
Hiram Abif bajo unos cascotes y al llegar la medianoche lo trasladaron a la
cima de una colina para enterrarlo. La sepultura fue señalizada con una rama de
acacia y hecho esto, los criminales intentaron darse a la fuga. Sin embargo, no
tuvieron éxito porque no consiguieron que ningún barco los sacara del país y
tuvieron que guarecerse en los montes.
Mientras tanto, la ausencia de Abif llegó a oídos
del rey Salomón que envió a varias personas a buscarle. La gravedad de la
situación hizo que la verdad tardara poco en aflorar gracias al testimonio de
doce trabajadores del templo que confesaron al rey que ellos y otros tres más
(Jubela, Jubelo y Jubelum) habían conspirado para arrancar los secretos
masónicos a su maestro.
En el último momento habían dado marcha atrás, pero
supusieron que los otros no. Agradecido por su honestidad, el rey los envió en
grupos de tres para buscar el cuerpo de Hiram Abif.
Tras varias semanas de búsqueda dieron con los
restos del arquitecto e informaron a Salomón de su hallazgo. Éste les ordenó
levantar el cadáver de la sepultura mediante el «apretón de manos de un
aprendiz», correspondiente al Primer Grado de la Masonería.
Al fracasar en su
intento, el rey les dijo que probaran el «apretón de manos de un artesano
compañero» del Segundo Grado, pero tampoco lo consiguieron. Finalmente, el
mismo Salomón se presentó en el lugar donde yacía Abif para levantarlo con el
«apretón de manos de un maestro masón» del Tercer Grado. Gracias a ello, no
sólo pudo levantarse el cuerpo, sino que sorpresivamente la vida regresó a él de
nuevo.
La primera palabra que pronunció en su nuevo
estado, fue recogida por los masones y utilizada en sustitución de la perdida
con su muerte. Desde entonces ha sido trasmitida de generación en generación
hasta la actualidad. Muchos historiadores y escritores masones enmarcan la
historia de Hiram Abif dentro del mito, mientras que otros están convencidos de
su autenticidad.
Acerca de los tres primeros grados de la masonería,
los investigadores británicos Christopher Knight y Robert Lomas dicen en su
libro La clave masónica: «El personaje central de la masonería libre es el
constructor del templo de Salomón, Hiram Abif, que fue asesinado por tres de
sus propios hombres. La muerte estilizada y resurrección del candidato es el
hecho que convierte a uno en “Maestro Masón” y cuando está levantado de su
tumba, el lucero de la mañana está en el horizonte».
El Templo del Rey Salomón fue la obra arquitectónica más importante de esa
época. Los secretos (utensilios, herramientas, vocablos) propios de la
construcción, son hoy parte de la Masonería Moderna, la cual ha cambiado.
Desde el siglo XVI, dejó de ser “operativa” para convertirse en “especulativa”,
siendo su objetivo la perfección moral individual de cada persona para mejorar
la sociedad que lo rodea.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/masoneria
El primero: el Rito de York, data del siglo XVIII, adquiere en su primera fase el nombre de Capitular. Los miembros correspondientes a este nivel son los masones del Arco Real (correspondiente a 4 grados). En su segunda fase, recibe el nombre de Críptica y sus miembros son los masones Reales y Selectos (3 grados); en su fase final Caballeresca, concede a los miembros el título de Caballeros Templarios (3 grados).
El segundo: el Rito Escocés se originó en 1801, en Charleston (Carolina del Sur) y contempla 33 grados.
Según una versión de esta leyenda, Hiram Abif fue un hábil artesano enviado desde la región de Tiro para trabajar en el Templo del Rey Salomón . Con el tiempo se convirtió en el único conocedor de los secretos de los maestros masones, entre los cuales se hallaba la palabra secreta masónica, es decir, el nombre oculto de Dios.
Desde el siglo XVI, dejó de ser “operativa” para convertirse en “especulativa”, siendo su objetivo la perfección moral individual de cada persona para mejorar la sociedad que lo rodea.
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