EL REICH ETERNO
¿ VIVE HITLER?
¿MENGELE “EL ANGEL DE LA MUERTE SE CLONÒ A SI MISMO?
¿El Méngele original? Sin duda, bien muerto y enterrado. Pero, ¿si se
hubiera clonado a sí mismo?
Suena a ciencia ficción, es algo así
como en manos de los nazis descansaron y
se afianzaron nuestras aún imperfectas técnicas de clonación. Pero solo es eso;
cómo suena. Porque en innumerables campos científicos (desde la aviación y la
cohetería al desarrollo biológico) los alemanes, especialmente entre los años
1922 y 1945, estuvieron muy por delante del resto de la humanidad en cuanto a
desarrollo científico y técnico.
De hecho, convengamos que no habría
habido programas espaciales norteamericanos y soviéticos sin la simiente de
cerebros alemanes. Y sólo el espionaje y campañas de hostigamiento y
destrucción bien planificadas impidieron que el Tercer Reich se hiciera con la
energía nuclear antes que el grupo de Los Álamos.
Méngele, esto es sabido, estaba
obsesionado con la clonación. Si ustedes han leído la novela “Los niños del
Brasil”, de Ira Levin –o visto la película protagonizada magníficamente por
Gregory Peck- conocerán la historia: Méngele huye de la caída de Alemania por
la “ruta de las ratas” y se radica en el interior del Brasil, donde realiza
experimentos genéticos tratando de crear la “raza perfecta”. En el proceso
logra “clonar” al mismo Hitler, en la personita de un niño sobre quien se tiene
la expectativa de construir el Cuarto Reich.
Y todos creímos que se trataba de una
novela edificada sobre rumores. Pues bien, no. Los niños del Brasil existen. Sólo que ya no son tan
niños.
Entre 1961 y 1965, Josef Méngele no sólo
vivió en Paraguay –donde obtuvo carta de ciudadanía con su nombre original,
prueba clara de la connivencia del régimen de Stroessner (de ascendencia
alemana él también), como demuestra en exclusiva el facsímil facilitado por una
fuente de ese país, colaboradora de “al Filo de la Realidad” y que debe
permanecer por ahora anónima- sino también viajaba con frecuencia a Brasil –donde,
en definitiva, falleciera en 1979- para realizar sus desarrollos
experimentales.
Éstos estaban orientados en la misma
línea que propone la novela, y aún están allí. La ciudadanía del ex jefe médico
nazi fue, de hecho, una protección del gobierno paraguayo tras un fallido
intento de secuestro del mismo en el hotel “Tirol”, de la pequeña localidad de
Hohenau, al sur de ese país. Aquí tenemos todo un tema interesante: pese a ser
su ubicación ampliamente conocida por sus perseguidores, Méngüele se mueve con
total seguridad.
No elige el anonimato –como otros nazis
“caídos en desgracia” que sí tuvieron que hasta mudar de identidades, lo que
elimina la simple “simpatía ideológica” de algunos gobernantes como explicación
para su protección y remite más aún a la necesidad de proteger otros intereses
más oscuros- y tampoco grandes ciudades donde pasar desapercibido (Honenau
tiene, hoy, unos 7.000 habitantes apenas).
Elige una región fuertemente codiciada
por germanos desde fines del siglo XIX, no lejos de donde Jacques de Mahieu
descubriera en su momento pistas ciertas de presencia germana en tiempos
precolombinos (ver nuestro artículo “Un dato no menor” en AFR). Una región que
nada tiene que ver con la Sajonia de donde procedían [2], y sí con otras huellas remotas de
la historia…
El pueblo fuera de lugar
Cándido Godoy es una pequeña localidad
de no más de 8.000 habitantes, en el estado brasilero de Río Grande do Sul, a
apenas 30 kilómetros de la provincia argentina de Misiones y muy cerca, por
extensión, del Paraguay. Allí se sabe de la presencia cotidiana de Méngüele
entre l961 y 1965, donde habría “asistido” a numerosas mujeres de raíz germana
en sus partos de entonces, dada la carencia, en aquellos años, de centros
asistenciales eficientes.
Y es sabida la obsesión de Méngüele con
los mellizos. Pues bien: Cándido Godoy tiene el más alto porcentaje del mundo
de nacimiento de mellizos desde 1963, fecha de su “fundación” formal (mientras
que en cualquier lugar del planeta nacen mellizos sólo en 1 cada 20 partos, en
Cándido Godoy ha sido 1 cada 5) hasta 1968: 50 pares de mellizos, todos,
exclusivamente, de padres arios.
Es interesante y complementario
comprender la estructura social de este pueblo. El 80 % de sus pobladores son
alemanes, hijos o nietos de alemanes. Hay un 15 % de polacos (o descendientes)
y sólo un 5 % de brasileros autóctonos (conocidos allí como “peloduros”). El
idioma dominante no es el portugués, no siquiera el “portuñol”, tan común en
localidades fronterizas a países hispanoparlantes, sino un dialecto de la
región de Hunsbrück (Alemania). De actividad eminentemente agrícola, con un
alto nivel de vida, Cándido Godoy es literalmente gobernada por una gran
cooperativa que, entre otros servicios, provee económica y eficientemente de
electricidad pero claro, únicamente a quienes son de origen ario.
Estaremos de acuerdo que esta curiosidad
estadística no demuestra por sí sola la intervención de Méngüele y sus
experimentos: pero convengamos que sería ingenuo suponer que este colectivo de
causalidades (la colonia aria, la novela de Levin, la certeza que Méngüele
siguió adelante con sus experimentos en su etapa sudamericana) no tiene un hilo
conductor. Y así como sus experimentos genéticos le pudieron haber llevado a
perfeccionar un criterio de selectividad racial, son igualmente funcionales a
la clonación. Si no de Hitler -¿cosa que podemos descartar?- cuando menos de sí
mismo, una obsesión no ajena a la casi patológica relación de los nazis con la
muerte.
Compulsión con la muerte
Si decimos que el nazismo es la
expresión de una psicología distinta inficionada desde fuera, es sugestivo y
aleccionador tratar de insertar en esta cosmovisión ciertos descubrimientos
menores. Uno de ellos, seguramente, el que proponemos aquí: la necesidad del
pensamiento nazi de optar por la muerte como solución radical a los problemas
–destruir para construir- en lugar de re-construir sobre lo pre existente.
Un ejemplo de lo dicho es lo que
participamos aquí. En 1987 muere en Buenos Aires Walter Kutschmann, ex
Jefe de la Gestapo y uno de los artífices técnicos de la “solución final”.
Revelador, pero nada nuevo: muchos nazis de alto rango huyeron y fallecieron en
nuestro país, con la colaboración no sólo el gobierno que los dejó ingresar,
sino de todos los posteriores que les permitieron seguir desenvolviéndose con
total impunidad. Bien, analicemos ahora este hallazgo.
Con motivo de celebrarse el “Día del Animal”, el 29 de abril de
1991 la Asociación Amigos de los Animales de la provincia de Buenos Aires
difunde el siguiente comunicado periodístico: “… nos complace dirigirnos a la
población con motivo del día del Animal y por este medio destacar las ventajas
obtenidas por los Amigos de los Animales en los Centros Antirrábicos de la
provincia de Buenos Aires.
Cámaras de gas enfriado y medicamentos para sacrificio eutanásico
de animales, tanques completos para gas enfriado, puertas herméticas y
materiales para la construcción de dichas cámaras de gas en los Centros
Antirrábicos … ( … )…. “Un animal debe morir dignamente y por eso la Asociación
Amigos de los Animales no apoya ningún grupo de protectores que por medio de
cooperadoras instalan dentro de los Centros Antirrábicos refugios para albergar
animales abandonados ( … ) “Gracias a nuestras donaciones para la
implementación de métodos eutanásicos, ya se aprecia una reducción del 70 % (en
la población callejera de animales)”.
La eutanasia de los animales como “solución final” al problema de
los perros callejeros antes que campañas de prevención, esterilización o
refugios suena extraña en boca de quienes dicen amar a los animales. Pero
quizás lo comprenderemos mejor cuando sepamos que esta asociación fue fundada
por ….GeraldaBaemüller (viuda) de Kutschmann..
¿Por qué esta obsesión por la muerte?
Escribí párrafos atrás que no podremos avanzar
en la comprensión de esta ideología si obviamos la parte esotérica. De manera
que esta compulsión puede ser interpretada de dos formas:
a) Es deformación patológica de la
ideología (¡pero de judíos a animales!).
b) Es para cumplir objetivos energéticos.
Lo segundo parece infuso, pero cuando
una filosofía –y los hechos históricos de esa filosofía- están plagados de
“señales”, a los investigadores con experiencia sólo nos queda admitir
resignadamente que lo que no será admitido –ni siquiera comprendido- por una
opinión pública ya pre condicionada por “clichés” meméticos [3], es las más de las veces el
emergente de la verdadera historia.
Y muchas de esas señales son las
“causalidades” que plagan la línea del tiempo nazi post derrota. Por ejemplo:
el citado W. Kutschmann supo ser una vez detenido –en el contexto de la
investigación de asociaciones de derechos humanos- en Sucre 2907, de Buenos
Aires, un edificio en el frente del cual figura como constructor un tal Lázaro
Goldstein Este señor Goldstein realmente existió. Pero casualmente “Lázaro
Goldstein” fue el seudónimo que eligió Martin Bormann cuando subrepticiamente
llegó a Bs. As.el 17 de mayo de 1948. Y Bormann nunca
supo de la existencia de aquél Goldstein, el constructor judío….
Deberemos en el futuro proponer otras
indagaciones, por irracionales que parezcan. Cuando uno repasa la historia
conocida (o que creemos conocer) de la Humanidad, y ve la presencia reiterada
de dioses que claman por sangre en tantas culturas, ¿no se tiene acaso la
sensación que el movimiento nazi tardío y su ingeniería racial es apenas la
continuación histórica de los sacrificios rituales masivos, de las guerras
contra pueblos sólo generadas para obtener víctimas propiciatorias?
Notas: fuente
en Internet: www.bolinfodecarlos.com
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